Con frecuencia tenemos la tendencia a pensar y sentir que nuestras situaciones son tan complejas y estamos tan enfermos, tan conflictuados o tan perdidos, que las soluciones deben surgir de acciones y planes complicadísimos, acordes a la percepción de nuestra realidad actual. Sin embargo, quizá muchas respuestas se escondan detrás de la polaridad opuesta a tanta visión de complejidad: la simplicidad. Tal vez el retorno a lo «simple» puede ser tan sencillo como poderoso para desvendar nuestro potencial de bienestar adormecido por el ovillo de estrés que nos ha ido enredando el encuentro con nuestro camino. Te invito a que vuelvas a prácticas sencillas, simples que te hagan sentir en mayor conexión con tu parte serena, armoniosa, poderosa y vital. No hay una receta… cada uno escribe la bitácora de su ruta. ¿Qué pequeñas cosas te hacen re-conectar con tu mundo interior, con tu esencia?
- Recordar lo que más disfrutabas hacer cuando tenías todo el tiempo disponible y no tenías preocupaciones…
y sacar tiempo voluntariamente para ello. - Monitorizar frecuentemente tu cuerpo para saber qué te pide: agua, alimento, descanso, movimiento. Priorizar su necesidad y detectar sus ritmos naturales.
- Nutrirte del afecto y conexión con tus personas medicina. Es decir, con quienes compartes energía revitalizante.
- Establece límites sanos para los contactos humanos que te generan «fugas de energía».
- Regálate espacios de contacto directo y/o contemplación de la naturaleza. Tú lo eres. Precisas recordar que vienes de la tierra y reconectar con ella.
- Regálate unos minutos al día para estar presente contigo. Puedes hacerlo tomando conciencia de la realidad de tu cuerpo, sintiéndolo; luego observar tu respiración y simplemente acoger todo lo que pasa en tu interior: emociones, sentimientos, pensamientos, sensaciones. Observa y suelta cualquier juicio.
Dorian 👋🏻